2 nov 2013

Mi banco ¿me mima o me roba?

En el día de hoy, cuando  millones de personas se levantan con la losa de no tener un empleo, cuando otros tantos han visto recortados sus ingresos mensuales, cuando el Banco de Alimentos y Cáritas reparten decenas de millones de kilos de comida entre  familias necesitadas, cuando los bancos –todos sin excepción- arrojan a la calle a miles de familias porque no tienen para hacer frente a la mensualidad de la hipoteca…

En el día de hoy, cuando el estado les ha entregado –de nuestro dinero- unos 100.000 millones de euros a los pobrecitos bancos, nos enteramos de los extraordinarios beneficios económicos que han obtenido en estos últimos 8 meses.
Las preguntas que me hago son las siguientes: ¿Cómo lo han conseguido? ¿De dónde han sacado tales beneficios? Mi banco me mima o ¿me roba?
Las agresivas y ridículas campañas de estos bancos nos presentan a los clientes como gente risueña, contenta y agradecida por el trato amable que recibimos, los “enormes” intereses de nuestra cuenta corriente, la sartén que nos regalan y las muchas obras de caridad que hacen con los beneficios que les reporta nuestro dinero (en el caso de las antiguas cajas de ahorro).
Y yo me digo… ¿por qué si son tan buenos, el pueblo -por lo general- representa a los banqueros como ladrones, sinvergüenzas, atracadores, gente sin corazón y con el alma más negra que el carbón? ¿Por qué, no hace tanto tiempo, el Defensor del Pueblo, habló de prácticas bancarias de usura?
Cuando a millones españoles les llega el agua al cuello y ya están de puntillas para no ahogarse, a estos bancos y banqueros lo que les llega al cuello son fajos y fajos de billetes, millones de euros, beneficios a mansalva, que repercuten directamente en sus bolsillos.Mientras, firman un nuevo desahucio, te niegan un préstamo hipotecario, te cobran por ingresarles dinero, te exigen fidelización, y te regalan –a veces- una cristalería basura para que te sientas agradecido y en deuda. “Tu banco amigo”, dicen ellos.
Si alguien tiene duda de la respuesta a la pregunta que planteo en el título de este artículo, sólo tiene que cerrar los ojos y dejarse llevar.

¡Menuda pandilla!

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