28 jul 2013

Socialistas de pacotilla

Si algo se ha dado bien en la Diputación, durante muchos años, ha sido el ejercicio del progresismo de pacotilla. Mucha gente de derechas se reconvirtió en socialista de toda la vida.  Se apuntaron al carro ganador cuando comprobaron que para medrar era necesario tener el carnet visible. No importaba que hubiera que agachar la cerviz, adular a un posible inepto, callar ante los desmanes y ser disciplinados ante el poder... Prietas las filas... y presta la sonrisa. “Quien se mueva no sale en la foto”. Más claro, agua. 
Cuando el poder, con su dedo omnipresente y poderoso, que tan bien ha
funcionado en la Diputación, les señalaba... ¡Qué alegría! Subir como la espuma, ascender, cargos, más dinero... ¿Resultado de los méritos, capacidades, concursos, exámenes? Nooooo, ¡por favor! Salvo raras excepciones, era cosa del carnet, la adulación, el ser un adepto, sumiso, permanecer callado.
En cuanto a “los de fuera” de este suculento tinglado, si por la razón que fuera, se les ocurría levantar suavemente la voz, ya sabía la respuesta estigmatizante: "¡Es de derechas!" Una acusación en toda regla. ¡Qué capacidad de análisis!, ¡qué manera de confrontar la divergencia! ¡qué forma de promover la libertad de pensamiento!.

Parece que nunca se dieron cuenta que si ser de derechas es -según ellos- tener el poder, los medios, los cargos, el dinero, la fuerza, el control, los privilegios, el mando y ordeno, el servirse de los demás... Mira por donde, ellos, los integrantes de este rancio progresismo, son los que más poder tenían y tienen, más cargos tenían y tienen, más control tenían y tienen, más pasta tenían y tienen, más privilegios tenían y tienen. 
Así nos ha ido. Ahora, esta gente, perdida en su progresismo, sólo sabe decir obviedades, cuchichear a escondidas y callar en público sobre el gobierno del PP, partido en el que por naturaleza debieran militar.
En definitiva, en muchos de estos 35 años de gobierno del PSOE, tuvieron mando en plaza bastante gente de derechas, muy de derechas, aunque lo trataban de ocultar con su afiliación al PSOE y una manifestación de progresismo rancio; pero sus maneras los delataban. 

Por tanto, no es de extrañar que las gentes del PP al llegar a Diputación, no se hayan visto impelidas a hacer una limpieza de izquierdistas -tal como algún funcionario periodista agorero auguraba- ¡porque no los había!. Salvo raras excepciones, allí se encontraron con los suyos, los reconocieron y por eso los mantuvieron en sus cargos y a algunos los ascendieron. 
Es la misma gente la que sigue teniendo el poder, los privilegios y la pasta. Por eso callan y callan y no dejan de callar.
 Como siempre hicieron.

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