24 sept 2011

Antonio Camacho

Antonio, eres una gran persona. Ha pasado el tiempo de tu jubilación y te recuerdo con frecuencia.
No tuviste mucha suerte cuando cerraron los pisos para jóvenes, que tu coordinabas,  y te destinaron al Área de Políticas Sociales sin un trabajo concreto. Bueno, la suerte fue mía por conocerte y poder compartir contigo horas y horas, recorriendo la provincia  de cabo a rabo, durante año y medio. Hablamos de lo divino y humano. Tuvimos tiempo para ello y nunca nos aburrimos.
Me asombraba el conocimiento que tenías de alguna gente.  A la chita callando sabías de aquí y allá. Me hacían reir tus comentarios sobre determinados hechos, situaciones y personas; por lo que decías y las palabras que utilizabas, que a veces no entendía. No se me olvida cuando le dijiste a un compañero, con toda naturalidad, como el que comenta "te sienta bien la cazadora"... bueno, tu le dijiste en medio de la conversación: "claro, con los enchufes que tienes pues has podido llegar donde has llegado...porque tu entraste por enchufe". Y el otro cogido in fraganti: "Ah, si, sí".  Más tarde te comenté "Antonio ¿como le dijiste eso?, Y tú: "Lo sabe él y lo sabe todo el mundo".
Lo mejor de tí es que eres una buena persona, como decía Antonio Machado "en el buen sentido de la palabra, bueno". Hubo gente incapaz de reconocer esta cualidad, están muy empacados de sí mismos, intelectuales de pacotilla, claro. Mira, tuviste suerte, así te libraste de su arrogancia y estupidez.
No competiste con nadie, ni  te confabulaste contra nadie, a nadie tuviste por adversario y siempre fuiste agradecido, aunque hubo que gente se le olvidó darte las gracias. Nunca usaste el trabajo en beneficio propio, ni moviste ficha para beneficiarte, ni siquiera cuando eras delegado sindical.
Recuerdo cuando un apagón fortuito fundió el disco duro de mi ordenador y con el se fué al garete el trabajo de un año. A nadie pareció importarle "Bueno, ¿Qué más da?", decían. ¡Increible!. Yo estaba rebotadísimo y con un desánimo total. Todas las mañanas, cuando me veías el careto, me decías: "No te desanimes, esto lo hacemos de nuevo, lo sacamos para diciembre". Fue tu saludo durante un tiempo. A pesar de que era yo el debía animarte pues estabas pasando un mal momento de salud. ¡Y lo hicimos!.
Recuerdo el día de la cena de tu jubilación en El Faro. Pocos y bien avenidos. Allí no se fue por compromiso. Lo sabes. Salvador con su voz y su guitarra puso el toqué final a una cena preciosa. Me encantó.
Antonio, te recuerdo con cariño. Te deseo todo lo mejor para ti y tu familia.

Nos vemos.
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3 comentarios:

  1. Antonio, un saludo, efectivamente eres una buena persona. Un compañero tuyo.

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  2. J. M. Ahumada25/9/11, 11:39

    Todo cierto, lamenté mucho no haber ido a esa comida, pero nadie me avisó. Poco despues me encontré a Antonio en la Calle Compañía y me preguntó por mi ausencia, le explique lo ocurrido y en seguida dijo: "no pasa nada". Gran persona.

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  3. Antonio: buena persona y mejor compañero. Mi recuerdo.

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