María Jesús Romero

No he tenido la suerte de conversar con María Jesús de asuntos que no fueran de tipo laboral. Pero hay personas, con determinadas buenas cualidades, que se las conoce con pasar a su lado y respirar el perfume que desprenden. No se necesita más. Y María Jesús es una de ellas.

Cuando me he dirigido a Mª Jesús, en tantos años que llevo trabajando en la Diputación, siempre ha sido para pedirle una aclaración sobre temas de control horario: fichadas, horas extraordinarias y cosas por el estilo, pues he sido muy dado a olvidar entregar las hojas de incidencias correctamente cumplimentadas o no hacerlo a su debido tiempo. Siempre me atendió con agrado, con paciencia, con una sonrisa y explicándome amablemente cuantas dudas me surgían. Lo cual es de agradecer. Otras personas me han comentado, el buen estar de esta compañera, su comprensión con las preguntas chorras que le hacíamos -mil veces escuchadas y respondidas- y su forma natural y eficaz de resolver las situaciones que le planteábamos.
De ella conozco su nombre... y poco más, pero me basta sentir que es una buena persona y una excelente profesional y que su amabilidad en la atención no es aprendida o forzada por la educación. Pues si, María Jesús tiene porte de buena persona y un tono de voz apacible, de gente en la que se puede confiar.  La discreción, compostura y buen estar de esta mujer es todo un ejemplo para aquellos que se creen algo y tienen  que esconder su poca valía mortificando a quienes acuden a ellos para resolver cualquier dificultad o problema. Un ejemplo ¡de categoría! el de esta mujer.

Y ahora que ha pasado por momentos difíciles debe recordar lo esencial y sentirte orgullosa de algo que tan poca gente puede alegar: "María Jesús, tú si que le importas a mucha gente", aunque no sepan cómo expresarlo. 

Por todo esto y muchas cosas más, hoy brindo por tí, María Jesús.

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