No
voy a defender a los políticos de las críticas aceradas que vienen recibiendo
desde hace años, a diestro y siniestro. Creo que se las merecen y que se han
hecho acreedores de tales críticas debido a la basura –inmensa basura-
que han generado en su paso y aprovechamiento personal de la vida política.
Pero
hay algo en lo que estoy en profundo desacuerdo cuando los vapuleamos sin
piedad. Es el hecho de que los colocamos en otro plano diferente al nuestro. Allí están la zafiedad, el
compadreo, el enriquecimiento, el vivir del cuento, la mala praxis, la
corrupción lampante… Nosotros vivimos en otro mundo y no tenemos nada que ver
con ellos. Eso sí, todo lo que nos ocurre, pobrecitos de nosotros, es debido a esos malos políticos gobernantes que actúan en desacuerdo a lo que pensamos y queremos.
con ellos. Eso sí, todo lo que nos ocurre, pobrecitos de nosotros, es debido a esos malos políticos gobernantes que actúan en desacuerdo a lo que pensamos y queremos.
Esta
es la mentira ¡piadosa! con la cual conseguimos quedar al margen de tanta
basura. Mentira que nos sirve para echar balones fuera, auto-compadecernos y
librarnos de cualquier responsabilidad en la situación actual.
Pues
sí, lo considero una inmensa mentira. Porque
si esos políticos mediocres, rodeados de gente mediocre, que nos gobiernan
desde hace tantos años –ya sean del psoe o del pp- están donde están, es porque
los hemos votado una y otra vez, porque los mantenemos en sus puestos con
nuestro silencio, porque –en definitiva- nos encantaría ser como ellos, vivir
como ellos y corrompernos como ellos. Por eso callamos y defendemos a los corruptos
de nuestro partido e insultamos con inquina a los del partido de enfrente. Así
que, cuando llegamos al acuerdo social, que parece ser unánime, y
gritamos a los cuatro vientos que los políticos que nos han gobernado o nos
gobiernan en la actualidad, son una pandilla de sinvergüenzas, lo que realmente
debiéramos pensar es que nosotros hemos votado a nuestros iguales, pues nos
hemos visto reflejados en ellos y por esto les hemos dado nuestra confianza y
el poder de “conducirnos”.
Por
lo tanto ¡menos lobos, caperucita! Deberíamos empezar a mirar cuánta
basura escondemos debajo de nuestras alfombras, reconocerla como tal y hacer
una limpieza profunda. Seguro que entonces la basura de arriba no tendría
sustento y desaparecería en un breve espacio de tiempo.
Porque
los políticos que tenemos, que nos hemos dado, son el fiel reflejo, están
hechos a la imagen y semejanza de la actual sociedad.
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