2 dic 2013

Vamos a contarnos mentiras

No voy a defender a los políticos de las críticas aceradas que vienen recibiendo desde hace años, a diestro y siniestro. Creo que se las merecen y que se han hecho acreedores de tales críticas debido a la basura –inmensa basura-  que han generado en su paso y aprovechamiento personal de la vida política.
Pero hay algo en lo que estoy en profundo desacuerdo cuando los vapuleamos sin piedad. Es el hecho de que los colocamos en otro plano diferente al nuestro. Allí están la zafiedad, el compadreo, el enriquecimiento, el vivir del cuento, la mala praxis, la corrupción lampante… Nosotros vivimos en otro mundo y no tenemos nada que ver
con ellos. Eso sí, todo lo que nos ocurre, pobrecitos de nosotros, es debido a esos malos políticos gobernantes que actúan en desacuerdo a lo que pensamos y queremos.
Esta es la mentira ¡piadosa! con  la cual conseguimos quedar al margen de tanta basura. Mentira que nos sirve para echar balones fuera, auto-compadecernos y librarnos de cualquier responsabilidad en la situación actual.
Pues sí, lo considero una inmensa mentira. Porque si esos políticos mediocres, rodeados de gente mediocre, que nos gobiernan desde hace tantos años –ya sean del psoe o del pp- están donde están, es porque los hemos votado una y otra vez, porque los mantenemos en sus puestos con nuestro silencio, porque –en definitiva- nos encantaría ser como ellos, vivir como ellos y corrompernos como ellos. Por eso callamos y defendemos a los corruptos de nuestro partido e insultamos con inquina a los del partido de enfrente. Así que, cuando llegamos al acuerdo  social, que parece ser unánime, y gritamos a los cuatro vientos que los políticos que nos han gobernado o nos gobiernan en la actualidad, son una pandilla de sinvergüenzas, lo que realmente debiéramos pensar es que nosotros hemos votado a nuestros iguales, pues nos hemos visto reflejados en ellos y por esto les hemos dado nuestra confianza y el poder de “conducirnos”.

Por lo tanto ¡menos lobos, caperucita!  Deberíamos empezar a mirar cuánta basura escondemos debajo de nuestras alfombras, reconocerla como tal y hacer una limpieza profunda. Seguro que entonces  la basura de arriba no tendría sustento y desaparecería en un breve espacio de tiempo.
Porque los políticos que tenemos, que nos hemos dado, son el fiel reflejo, están hechos a la imagen y semejanza de la actual sociedad.

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